¿Será que confundes bienestar con logro de expectativas?
Sin darnos cuenta tendemos a confundir estos dos términos y empezamos a creer que nuestra tranquilidad depende de que todo resulte como lo deseamos. Así cualquier mínimo sonido, situación, persona o gesto que rompa el ideal esperado, se convertirá no solo en causa de malestar, sino también en justificación para pensar que es imposible encontrar paz bajo las circunstancias actuales.
Sin embargo, la tranquilidad no es algo que podamos encontrar en alguna parte o hacer depender de ciertas condiciones externas. La tranquilidad es un estado que se va cultivando cuando vamos aprendiendo a soltar nuestras expectativas, modelos e ideales y nos mantenemos presentes y abiertos para escuchar lo que el momento requiere de nosotros. A veces lo que toca es esperar, otras dar la pelea, otras desarmarnos por completo y otras armarnos de valor para volver a empezar.
La vida está viva y tiene sus propios movimientos. Tranquilo permanece quien ligero, atento y abierto logra escucharla para acompasarse a sus ritmos.