Ansiedad
Por más que intentemos tenerlo todo bajo control (salud, futuro, hijos, economía, planes, etc.) las cosas muchas veces tienen su propio curso, completamente diferente de nuestras expectativas e ideales. Esta situación nos genera miedo, porque lo que no está dentro de nuestro plan nos expone a lo desconocido, devela nuestra propia vulnerabilidad, y nos genera una duda respecto a qué tan preparados estamos para rearmarnos.
Si hay algo que distingue a la vida de la muerte es el cambio. La vida está viva porque cambia, es un proceso continuo de transformaciones que posibilita la renovación de formas. De hecho, esa es la razón por la que aparecimos los seres humanos.
Ser seres vivos y actualizar esa vida en nosotros implica estar expuestos a cambios constantemente. Algunos nos gustan y otros no. Dolor, muerte, enfermedad, pérdida, vejez, caos son parte de las condiciones del juego, y luchar contra estas es pérdida garantizada, ya que no están en nuestro ámbito de control. Mas bien el tema es qué tan preparados estamos interna y psíquicamente para lidiar con estas. Vale decir, en vez de luchar contra lo que no podemos cambiar, abrirnos a las situaciones para ver qué podemos hacer CON ellas; qué creamos a partir de ellas.
La respiración como garante de esa vida que supo hacerse a si misma y nuestra presencia como calor que nos abriga pueden ser de gran ayuda.
Sin darnos cuenta vivimos llenos de estructuras mentales, expectativas e ideas que nos ayudan a darle ciertas certezas a nuestro mundo y tener mayor control sobre él. Si bien estas estructuras pueden servirnos, también pueden convertirse en fuente de gran malestar si percibimos amenazas.
La ansiedad se caracteriza por una intranquilidad de fondo. La mente, en su necesidad de tener todo controlado, proyecta futuros que muchas veces no están en nuestro ámbito de control. Esta situación de incertidumbre genera un círculo vicioso entre mente y emociones que nos deja atrapados en la desconfianza y la inquietud sin poder hacer algo al respecto.
El entrenamiento en Atención Plena tiene como objetivo aprender a conocer y gobernar la mente por medio de una forma abierta y presente de estar y trabajar con los fenómenos del momento. Esto nos ayuda a tener más visión para discernir qué cosas están y qué cosas no están en nuestro ámbito de control, soltar aquello que no depende de nosotros y aprender a trabajar esas emociones de inquietud e intranquilidad para no perdernos en ellas.