¿No tienes tiempo?

Nuestro “ocupar el tiempo” se caracteriza por un sinfín de decisiones que vamos tomando a cada momento. Decisiones que nacen de nuestras experiencias del pasado y que, llevándonos a actuar de una determinada forma, van sembrando el futuro por el que luego transitamos.

Lo interesante es que estas decisiones que forjan nuestro destino tienen su origen en la mente y el modo en que nos relacionamos con ella. Mientras menos conscientes seamos de su funcionamiento, más tiranizados seremos por su compulsión a llenar nuestras vidas de actividades. Mientras más actividades nos ocupen, menos espacio tendremos para reflexionar qué es lo que realmente queremos. Sin reflexión no hay modelos que ordenen mis prioridades y sin prioridades cualquier idea adquiere el poder para imponerse, llenándonos de estrés y ansiedad por el cumplimiento de metas.

En relación a la práctica de Mindfulness no es la falta de tiempo la que impide realizarla, sino la falta de conciencia para aclarar mis prioridades y darme cuenta entre todas las exigencias de la mente cuáles son las que vale la pena seguir. Decir que no tenemos tiempo para trabajar con nuestra mente es equivalente a decir que los programas que operan en esta tienen un control tal sobre nuestras decisiones que impiden que podamos intervenir y gestionar su funcionamiento. Por tanto, no tener tiempo para trabajar con tu mente es garantizar tu falta de tiempo, dejando tu vida a merced de las circunstancias y los caprichos del momento.

Trabajar con la mente no es un “check list” más para llenar nuestras agendas, es trabajar directamente con aquello que da forma a nuestras vidas, es intervenir directamente en el sistema de operaciones para empezar a elegir cómo queremos realmente ocupar esta experiencia.

¿Estas seguro que no te tomarías un momento para retomar presencia en la creación de tu vida? ¿No te tomarías un tiempo para empezar a tener tiempo?